
La democracia moderna, pluralista y competitiva, se
basa en la garantía del disenso, que implica el respeto a una cultura política
heterogénea, y la posibilidad de disentir con los que ejercen el poder sin
quedar por ello fuera del sistema sino, por el contrario, siendo reconocido
como parte necesaria del mismo. Cual es en este caso el límite del disenso? La
legitimidad es la propiedad del poder político de ser aceptado como el más
conveniente para la síntesis política, en base a lo cual obtiene apoyo
político. Legitimidad implica consenso, y consenso implica homogeneidad cultural.
La pregunta implica si esa legitimidad, ese consenso y esa homogeneidad
cultural deben abarcar todo el campo político, incluyendo las instituciones
instrumentales y las decisiones, acciones y opciones de los gobernantes. La
opción democrática afirma que no, y que es suficiente el consenso sobre las
"reglas básicas del juego": sobre las instituciones creadas para
disciplinar los conflictos y proteger los derechos y libertades de las personas
y los grupos sobre la base del principio de mayoría atenuado por las garantías
a las minorías, pudiendo haber disenso, y por ende posibilidad de cambio, sobre
todo el resto, sin que sea cuestionada por ello la legitimidad democrática,
sino por el contrario, exaltada en la medida en que ese disenso tiene vigencia
efectiva. Mas bien el disenso se trata de la discusión de dos personas o más a
no llegar a un acuerdo de un tema.

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